Dajabón, RD. Del 8 al 9 de julio se llevó a cabo el foro binacional «Conservación de los recursos hídricos compartidos» en la zona fronteriza entre República Dominicana y Haití. El evento fue organizado por el Centro Montalvo con el objetivo de fomentar un diálogo constructivo sobre los peligros de la minería y los recursos hídricos en la frontera, así como buscar soluciones conjuntas para preservar los recursos compartidos y promover la sostenibilidad en ambas regiones.
El foro contó con la participación de destacados expositores y expertos en el campo de la conservación de recursos hídricos, autoridades de ambos países, organizaciones ambientales y sociales, entre otros. Durante las diferentes intervenciones, se abordaron temas de vital importancia, como la necesidad de superar las visiones limitadas de la frontera y adoptar un enfoque de encuentro, la importancia de la cooperación binacional en la protección de los recursos naturales y la urgencia de abordar los desafíos políticos relacionados con el acceso y los derechos al agua frente a los intereses de grandes compañías transnacionales.
El foro se posicionó como un espacio fundamental para el intercambio de conocimientos y experiencias, así como para establecer alianzas y colaboraciones entre actores clave de ambos países. Las discusiones y propuestas generadas sentaron las bases para futuras acciones y proyectos que promuevan la conservación de los recursos hídricos en la región fronteriza y contribuyan al desarrollo sostenible de ambas naciones.
En el primer día, tres expositores participaron en el evento. La antropóloga social Catherine Bourgeoau resaltó la importancia de comprender que el agua y otros recursos naturales no conocen fronteras, enfatizando que estas son construcciones políticas y que los recursos naturales deben ser conservados y cuidados en ambos territorios.
El sacerdote jesuita Osvaldo Concepción, coordinador del Centro Montalvo en Dajabón, se refirió a tres aspectos fundamentales en la frontera: agua, pobreza y minería. Destacó que la región fronteriza es rica en agua, mencionando el río Artibonito, el más grande de la isla y el segundo del Caribe, y resulta paradójico que, a pesar de esta riqueza hídrica, el 38% de la población no tenga acceso al agua potable. También hizo referencia a las exploraciones y explotaciones mineras en la zona, especialmente en la provincia de Dajabón y parte del territorio haitiano.
El sacerdote jesuita Emilio Travieso centró su exposición en la idea de desarrollo decreciente y creciente. Argumentó que si no se abandona el modelo agrícola actual y se avanza hacia la industrialización, el desarrollo será decreciente y se enfrentará a la pobreza y el hambre. Destacó que la minería es un ejemplo de actividad decreciente, ya que destruye la tierra, agota los recursos y provoca daños irreparables. Travieso enfatizó la necesidad de cambiar de estrategia y promover la industrialización como motor de desarrollo creciente.
En la segunda fase del foro, se crearon mesas de trabajo entre los participantes para abordar tres preguntas fundamentales: 1) ¿Cuáles son las alternativas económicas viables que pueden promover un desarrollo sostenible y justo en lugar de depender de la minería en la región? 2) ¿Cómo podemos garantizar la protección de los derechos fundamentales de las comunidades locales y preservar el medio ambiente en el contexto de la actividad minera? y 3) ¿Qué estrategias se pueden implementar para fortalecer la participación ciudadana y la toma de decisiones democráticas en relación con la instalación de proyectos mineros en la zona?
Los distintos grupos conformados por dominicanos y haitianos presentaron trabajos que concluyeron en la necesidad de promover la industria como una forma de transformar las economías locales y fomentar el crecimiento sostenible de las comunidades. También se propuso la implementación de iniciativas de producción y procesamiento de frutas para proteger el medio ambiente y generar empleo. Además, se destacó la importancia de la concientización sobre el cuidado del medio ambiente a través de procesos educativos, con la colaboración de organizaciones sociales de ambos países.
Los participantes expresaron la necesidad de continuar con este foro binacional como una iniciativa para promover el diálogo y la defensa de los recursos compartidos entre ambas naciones. Cabe mencionar que este foro binacional forma parte del proyecto «Comunidades que viven pacíficamente», el cual busca establecer y fomentar una cultura de paz y convivencia pacífica en la zona fronteriza. El proyecto es desarrollado en colaboración con la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), Christian Aid y el Centro Montalvo.
Los organizadores agradecieron a todos los participantes, expositores, expertos y colaboradores por su compromiso y contribución a este importante foro. Asimismo, se comprometieron a seguir trabajando en estrecha colaboración con las comunidades de la frontera, las autoridades y otras organizaciones relevantes para impulsar acciones concretas y promover la conservación de los recursos naturales compartidos.